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MIEDO AL FRACASO PROFESIONAL

MIEDO AL FRACASO PROFESIONAL

  • Muchas personas cargan consigo las heridas emocionales de la infancia a la edad adulta. En el mundo laboral una de las más comunes es el miedo al fracaso.
  • En la sociedad se crea una cultura de miedo y evitación al fracaso y que si no siguen la corriente o si destacan más de la cuenta serán condenados por los demás.

Existe un momento de nuestra historia en el que nos vemos afectados por las acciones de otros sin que podamos tener la capacidad para defendernos y poner los límites necesarios para cuidar nuestra autoestima, asegura la psicoterapeuta Gina Goldfeder; durante la etapa de la infancia esta premisa es factible, ya que el niño es vulnerable y dependiente de los cuidados de un adulto. Sin embargo,
conforme la persona crece, adquiere la capacidad para responsabilizarse de sus propios actos.

Cuando se es niño, el miedo al fracaso es bastante habitual, tienen miedo de que les critiquen o les juzguen y en muchas ocasiones para que esto no ocurra intentan evitar hacer las cosas, sólo por miedo al fracaso. Esto hará que los niños que tienen miedo al fracaso no tomen riesgos, no se esfuercen todo lo que pueden hacerlo y que no logren el éxito sólo por miedo a no conseguirlo Algunas de las heridas que pueden ocurrir para generar ésta sensación de miedo suelen ser cuando en la niñez reciben una perspectiva negativa sobre lo que hace, presión por parte de los padres o maestros para ser perfectos en todo, cuando la perfección no existe. Esto podría generar conductas traumáticas en el adulto al revivir un trauma que le sucedió en la niñez.

El cerebro se asegura de que no lo olvidemos, por eso los traumas se recuerdan de manera especial y, a menudo en la vida adulta, se mezclan varios desencadenantes: sensaciones y sentimientos con olores, posturas, lugares, sonidos, etc. Luego llevamos estas heridas emocionales con nosotros a la edad adulta, y afectan nuestras relaciones, carrera, felicidad, salud… todo.

La herida genera emociones, y a menos que procesemos estas emociones en el momento en que ocurre el trauma, se queda en nuestra mente y nuestro cuerpo. En lugar de sanar la herida del suceso, el trauma permanece como energía en nuestro inconsciente, afectando nuestra vida hasta que lo descubrimos y
procesamos. El flujo saludable y el procesamiento de las emociones angustiantes, como la ira, la tristeza, la vergüenza y el miedo, son esenciales para sanar el trauma infantil cuando se es adulto.

Es más común de lo que cualquiera se imagina, el hecho de que la gente no crea posible sobrepasar sus heridas emocionales y miedos y se aferre a sus creencias dolorosas, le dificulta asumir la responsabilidad de su propia vida. “El proceso de soltar una herida y transformarla en una oportunidad de vida es crearse una nueva identidad para resignificar quiénes somos en realidad.

Parecería que nuestros traumas no resueltos se volvieran, con los años, nuestros interlocutores y aliados para justificar los motivos que nos impiden vivir una vida plena por mucho que digamos que la deseamos. Conocer, honrar y soltar la herida
nos permitirá convertirla en una oportunidad de vida.” Desarrolla la psicóloga Gina Goldfeder en su libro Soltar la herida.

En la sociedad se crea una cultura de miedo y evitación al fracaso y que si no siguen la corriente o si destacan más de la cuenta serán condenados por los demás. Existe una gran presión por obtener éxito y no equivocarse. Todas las personas hemos tenido alguna vez miedo de cometer fallos en diferentes ámbitos de nuestra, pero a veces este temor puede conseguir que no mostremos todo nuestro potencial o evitemos ciertas situaciones por miedo a no tener un desempeño bueno.

La cultura laboral resulta altamente demandante y competitiva, en éste ámbito, la herida al fracaso, puede verse reflejada en el miedo a no obtener el desempeño esperado, el miedo a tomar decisiones erróneas y a ser reprendido por parte de los jefes, etc.

La herida al fracaso puede afectar en el ámbito profesional y llevar al adulto a adoptar un estilo más pasivo y a posponer proyectos creativos. Algunos factores en los que el miedo puede afectar el desarrollo profesional de las personas afectadas por esta herida son:

  • Evitar tomar riesgos y por lo tanto limitar tu capacidad y no desarrollar el máximo potencial.
  • Inhibir la creatividad y la innovación en el trabajo limitando el desarrollo y competencia en el constante cambio.
  • Dudar de sí mismo minimizando su autoestima para enfrentar desafíos con determinación y resiliencia.
  • Procrastinar y reducir la calidad de su trabajo.
  • Estrés y ansiedad, lo que puede tener un impacto negativo en tu salud mental y bienestar general.

La herida y los traumas al fracaso pueden transformarse para tener una vida más plena y disfrutar de todo aquello que se ha limitado por miedo a fracasar, la Dra. Gina Goldfeder comparte algunas herramientas para superarlo:

  • Encuentra la causa: pregúntate por qué tienes miedo, luego pregúntate por qué esa es tu respuesta y luego sigue profundizando.
  • Establece una visión más clara: establece tus objetivos en papel, luego enumera los pasos para llegar allí.
  • Empieza por lo pequeño: si te da miedo hacer un gran cambio, intenta romper tu rutina comenzando un nuevo pasatiempo.
  • Apunta a aprender en lugar de lograr: crecer debe ser el proceso, no el destino.
  • Concéntrate en ti mismo: trata de no obsesionarte con el éxito percibido de quienes te rodean.
  • Piensa racionalmente sobre lo que podría salir mal: te darás cuenta de que en el peor de los casos no da tanto miedo.

“El fracaso enseña habilidades importantes en la vida, como el compromiso, la paciencia, la humildad y el agradecimiento por las oportunidades, la determinación, la toma de decisiones y la resolución de problemas. Es importante trabajar en responder de forma positiva a la frustración y a la decepción, sólo de este modo podrán sanar la herida y tener una transformación en su vida.” Asegura María José Roldán, Maestra y Psicóloga.