“El suicidio es una tragedia, pero hay esperanza en el hecho de que
muchos casos pueden ser prevenidos por personas atentas que
reconocen las señales que indican que alguien puede estar
sufriendo y contemplando el suicidio”.
Hablemos del suicidio. Durante mucho tiempo se creyó que hablar sobre este tema podía inducir al suicidio, si bien aún existen falsas creencias y estigmas sobre esto, la realidad es que hay que dialogar sobre ello pues los suicidios son prevenibles y hablar de ello no lo provocará.
Según cifras de la OMS (Organización Mundial de la Salud), cada 40 segundos alguien se suicida. Después de los accidentes de tránsito, esta es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Pese a los progresos el suicidio sigue siendo un grave problema de salud pública a nivel mundial, aquí radica la importancia de visibilizarlo y dialogar sobre él.
Septiembre es el mes Nacional de la Prevención del Suicidio, y es un buen momento para concientizar sobre cómo podemos contribuir a la prevención del suicidio, sabiendo reconocer las señales.
El suicidio es una tragedia, pero hay esperanza en el hecho de que muchos casos pueden ser prevenidos por personas atentas que reconocen las señales que indican que alguien puede estar sufriendo y contemplándolo. La mayoría de las personas que se quitan la vida pueden mostrar uno o más signos de alerta.
Cabe aclarar que no todos los comportamientos son evidentes, el dolor no siempre es obvio y para la persona que está teniendo estos pensamientos puede ser muy difícil hablar del dolor emocional que experimenta. En ocasiones las señales son silenciosas, pero incluso uno de estos comportamientos puede ser un signo de alerta y requiere ser atendida:
• Hablar de muerte o suicidio.
• Buscar métodos para hacerse daño, como hacer búsquedas en línea o conseguir un arma.
• Sentimientos de desesperanza, atrapado o sin motivos para vivir.
• Hablar de ser una carga para otros.
• Regalar posesiones.
• Poner sus asuntos en orden.
• Comportamiento imprudente o impulsivo.
• Ataques de ira o aumento de la irritabilidad
• Aumento en el consumo de drogas o alcohol.
• Retracción social.
• Ansiedad o agitación
Ahora bien, ¿qué puedo hacer si identifiqué alguna de estas señales en una persona apreciada,familiar, amigo o compañero de trabajo?
- Mantén la calma y no juzgues. Una persona con pensamientos suicidas puede malinterpretar tu miedo o ansiedad con decepción o enfado.
- Sé directo y haz preguntas como: ¿Tienes o has tenido pensamientos suicidas?
- Sé colaborador y hazlo sentir acompañado. Los pensamientos suicidas suelen provenir de sentirse muy solos y desconectados de los demás.
- Pregunta , escucha y está presente físicamente. Para lograr un acercamiento puedes hacer preguntas como ¿cómo puedo apoyarte o ayudarte mejor? ¿Qué te ha resultado útil en el pasado?
La doctora Mindy Westlund Schreiner, instructora y psicóloga clínica del Instituto de Salud Mental Huntsman de la Universidad de Utah, comenta que la atención y el apoyo de los seres queridos pueden marcar la diferencia no sólo en el caso del suicidio, sino también en muchas situaciones que comprometen la salud mental de los individuos. “La persona con la cual está hablando no es un problema que hay que resolver, sino una persona a la que hay que ayudar.”
Hay silencios que matan y conversaciones que salvan, hablemos del suicidio.